domingo, 11 de diciembre de 2011

Sumacarcer, un vergel y una paella




Este pasado sábado acudimos a la cita con los amigos para realizar una ruta estupenda y con unas vistas preciosas. Inesperadamente, porque estamos acostumbrados a la tradicional sequía de nuestras montañas, nos encontramos con un vergel. Desde la salida de Sumacarcer ya pudimos disfrutar de unas estupendas vistas sobre el rio Xuquer, pues caminabamos por un voladizo que  nos permitia ver toda la ribera del rio. Desechamos un desvío hacia la fuente de Bartolo, pues por ahí teníamos que volver, y seguimos subiendo hasta el alto de la Ceja. Llaneamos un buen trecho y caminamos en redondo para completar la primera parte del 8 que formaba el recorrido que íbamos a hacer. Ahora las vistas eran desde más arriba y se podía ver hasta el muro del pantano de Tous y toda la vega del Xuquer, con la riqueza típica de la agricultura de la zona. La senda bajaba casi en picado hasta encontrarnos en medio de huertos de naranjos, que lucen todo el color de sus frutos, dando un contraste precioso a los arboles.
Después de un rato "Entre Naranjos" y cuando ya llegábamos casi al pueblo, un nuevo desvío nos indicaba la Font de Bartolo, y hacia allí nos dirigimos. Un espesa umbría nos fue adentrando en un cerrado barranco que nos llevó casi a la pared del fondo. Ya habíamos subido un buen trecho y no había ni rastro de la fuente, por lo que buscamos un lugar donde poder almorzar. Menuda sorpresa nos llevamos al descubrir un abrigo natural, llenos de estalactitas y donde pudimos acomodarnos entre goteras y estalagmitas para disfrutar de los parcos almuerzos típicos de nuestro grupo:bocatas, vino, frutos secos, chocolates, cafés, licores y pastas. Todo muy ligero.
Al reanudar la marcha nos encontramos con otra buena sorpresa: la única salida del barranco consiste en una escalera maltrecha, sujeta con unas cuerdas que no dan ninguna confianza. Fernando y Begoña se decidieron a probar fortuna, y después de algún malabarismo, comprobaron que se podía subir, aunque con dificultad. Aún había otro tramos mas difícil, ya que una minúscula escalera metálica de alpinistas y otra cuerda, ayudaban a superar el segundo tramo. Poco a poco, todos fuimos subiendo por la pared casi vertical. Algún susto, pero todos ilesos. Y una nueva sorpresa. Al retomar la senda nos encontramos con algún rebollón escondido. Normal. ¿Quien va a ser el osado buscador de setas que suba hasta allí? A partir de aqui todo fue mas sencillo. Llegamos a la fuente y de nuevo volvimos al camino que habíamos llevado al principio. Subimos otra vez hasta el alto de la Ceja y un rato después, volvimos a bajar por otro barranco. Bastante mas fácil, nos costó poco rato llegar al lecho del riachuelo. Allí nos reagrupamos y descansamos un poco. 
Al llegar a los coches, Vicente, que había venido en tren y bici, se unió a los demás y todos juntos fuimos a reunirnos con Ximo, que nos estaba preparando una estupenda paella. Allí disfrutamos de la compañía de todos, y sobretodo, de la amabilidad y el afecto de Ximo, su mujer, Cani y los encantadores Maria y Ximet. Muchas gracias a los cuatro.

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